top_image

Pensar en lo humano y lo mental, no lo espiritual. No en mitos o historias compartidas en la sociedad. Esa es la reflexión. Entender lo que nos hace mamíferos hoy y ayer; y como adecuar eso a nuestra vida mental. Nuestros modelos de la realidad. Sin el objetivo de pensar en dioses o vidas futuras, sino de disfrutar esta, ahora.

Los mitos son las bitácoras del pensamiento humano. El registro de cómo llegamos donde estamos. Información caduca pero importante.

Nos contamos historias y así avanzamos. O al menos esa es la pretensión, la promesa. Mientras oímos las historias y jugamos con ellas y las mezclamos y las sumamos y las reproducimos; mientras, el reloj universal sigue marcando el tiempo.

La última hora debe estar acompañada por una sonrisa.